Hoy quiero presentaros uno de esos títulos que, pese a no contar con el respaldo de una importante campaña promocional (y menos aún de distribución), a mí personalmente me llama la atención. Y me la llama ya no sólo por su argumento, sino muy especialmente por los motivos por los que un día su autor, Eduard Cortes ("La vida de nadie"), decidió escribir su guión. Unas razones que a mí me resultan tan fascinantes que no puedo pasarlas por alto sin dejar constancia de ello en este blog.
Y es que hace apenas unos minutos, revisando el dossier de prensa de "Ingrid" (Sección Oficial del 42 Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Cataluña - Sitges 09), me he encontrado en su interior con la joya que ahora quiero compartir con todos vosotros. Una joya a modo de historia que sirve para entender el sentido de una película que quizá sea un fiel reflejo de una sociedad en contínuo cambio, de una sociedad en crisis, cuyos valores e identidad parecen ahora buscarse en los rincones más recónditos del arte y la comunicación.
Os dejo con las palabras de Cortés (director y guionista), así como con el trailer de una cinta que verá la luz el 30 de abril de este año. Espero que las mismas os resulten interesantes. A mí al menos así me lo han parecido....
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"Fue en septiembre del 2004. Navegaba por Internet y accidentalmente fui a parar a una página del fotolog. Desconocía absolutamente en qué consistía una red social de este tipo, y de entrada me costó encontrarle un interés concreto, pero decidí curiosear un poco más. A partir de ese momento, raro es el día en que no pierdo por lo menos media hora navegando por esos dominios de Internet.
Precisamente, unas semanas después de aquella primera visita, encontré un fotolog que me llamó poderosamente la atención. Lo había abierto una chica de 22 años que aparecía en un montón de fotos. Algunas parecían ser de performances o de algún otro tipo de acción con motivaciones artísticas. La mayoría eran de una ejecución impecable. Muchas otras eran presumiblemente instantáneas de algunos episodios de su infancia y adolescencia. Los textos escritos al pie de esas imágenes resultaban muy enigmáticos. La mayoría acababan con la misma frase: “You'll Never Catch Me” (Nunca me alcanzarás) que era el título del fotolog. Poco a poco fui descubriendo aspectos de su vida, a husmear aquellos textos y aquellas instantáneas de fiestas, conciertos, viajes, etc. No era española aunque vivía aquí, había estudiado arte y, a parte del fotolog, tenía otros espacios como un flickr, un deviantart, y posteriormente un myspace. En ellos también colgaba dibujos, música y vídeos realizados por ella misma.Decidí escribirle al correo electrónico que figuraba en su perfil. No tardé en recibir respuesta. Durante una temporada intercambiamos e-mails, y un día decidimos mantener charlas más fluidas a través del Messenger. Rápidamente se estableció complicidad entre ambos, y gracias a ello me explicó episodios de su vida que me dejaron absolutamente perplejo. Me fascinaba todo lo que me contaba de su mundo, de sus obsesiones. Atónito intentaba visualizar los episodios que sutilmente me dejaba entrever de lo que llamaba su lado oscuro. Me encantaban sus fotos, sus vídeos, aquellos textos crípticos pero tan sugerentes. De este modo estuvimos en contacto casi un año. Ahora vivía en Barcelona, pero curiosamente nunca llegamos a vernos. Nuestra relación en esos doce meses pasó por períodos muy diversos. A veces desparecía un par de semanas sin que supiera nada de ella. Cuando reaparecía solía estar eufórica y con un montón de cosas apasionantes que contar. Muchas de esas historias parecían absolutamente inverosímiles, sin embargo en cualquier momento aportaba la prueba justa de su veracidad. A veces era una foto, otras algún objeto que me mostraba a través de su web cam, o simplemente su mirada llena de verdad asegurándome que no se inventaba nada.
Nuestra amistad casi cumplía un año, cuando llegó el día de nuestra última charla. Entonces no podía sospechar de modo alguno que ya no volvería a hablar con ella. Esa noche la noté desanimada. El ritmo de su escritura era mucho más lento y sus explicaciones eran sorprendentemente erráticas. Le pregunté si le sucedía algo, y la verdad es que me costó un poco arrancarle algo parecido a una respuesta concreta. No estaba bien, pero tampoco llegué a saber porqué. Había hecho un viaje a París del que había regresado distinta y del que no me quiso explicar ni media palabra. Se limitó a preguntarme si podía confiar en mí, y cuando le dije que por supuesto, me pidió mi dirección para enviarme un disco duro lleno de material personal y artístico que debía guardar por si le sucedía algo. De llegar ese momento, podría hacer con él aquello que creyera más oportuno. Luego se despidió y ya no volví a saber de ella. Durante semanas estuve pendiente del buzón por si llegaba el famoso disco duro. Pero no llegó nunca. Pase días obsesionado, buscándola inútilmente en sus espacios de Internet, que poco a poco también iban desapareciendo sin dejar rastro. Con una impotencia difícil de describir sentía como se diluía hasta quedar en nada.
Fue entonces cuando decidí reconstruir su figura, sus espacios, hacer una película sobre ella. Una historia en la que me atrevería a imaginar lo que pudo pasarle y el contenido de ese disco duro que nunca llegó. No podría ser una historia normal y debería contar con gente como ella, personas que a diario cuelgan pedazos de sus vidas en Internet, configurando una geografía emocional que desde el primer día me ha fascinado absolutamente.
De este modo nació INGRID, y aunque en la película hay una buena parte de ficción especulada, es verdad que un porcentaje muy elevado de las cosas que en ella suceden se inspiran directamente en aquellas charlas que tuve con ella durante casi un año, antes de que desgraciadamente se la tragara la tierra, o mejor dicho la Red.
Ingrid es una de esos personajes que intenta encontrar sus propias reglas, sus propios límites. Y la película no hace más que observarla, sin intervencionismos, sin juicios, desde la fascinación, desde la perplejidad en muchas ocasiones. Poco a poco uno se va enamorando de ella, y poco a poco va comprendiendo lo inevitable de su autodestrucción."
Eduard Cortés
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25/02/2010