Se apagan las luces. Comienza la película. La actriz Milla Jovovich se dirige a la cámara y, hablando en su propio nombre, nos advierte que lo que vamos a ver a continuación es una recreación de un suceso real acontecido en Nome, un pequeño pueblo de Alaska a finales del año 2000. Nos dice que durante la película interpretará el personaje de la doctora Abigail Tyler en en una cinta que mezclará situaciones recreadas por actores con documentos visuales y sonoros totalmente reales. Finalmente nos hace una advertencia: Algunos de estos últimos resultan realmente inquietantes...
Por todos es conocido el poder de sugestión que tiene el cine. Por todos es sabido también que acompañar a un título con el famoso "Basado en hechos reales" incrementa el interés por una película, más aún cuando lo que se trata en ella gira en torno a fenómenos supuestamente paranormales. Olatunde Osunsanmi y los productores de la cinta esto lo saben y es por ello que "La cuarta fase" te hace dudar. Continuando la estela que en su monento dejaron películas como "El proyecto de la bruja de Blair" o la más reciente "Paranormal Activity", "La cuarta fase" se presenta como un "falso documental" que inquieta y sobrecoge como pocas cintas saben hacerlo. Y no porque estemos hablando de una buena producción (aunque sea de recibo reconocer que Osunsanmi conoce bien las claves del género y cómo utilizar la imagen y el sonido para asustarnos de verdad) sino más bien por la capacidad de la misma para, al igual que los pacientes de Tyler, adentrarnos en un estado de "hipnosis colectiva" que consigue que olvidemos los errores argumentales de la propia cinta ante el poder visual de ciertas imágenes.
Y advierto todo esto porque "La cuarta fase" da miedo, mucho pero que mucho miedo. Y es que no hablamos de una cinta que trate sólo de supuestas abducciones alienígenas. Lo que más miedo parece darnos es que uno sale de la misma sin tener claro qué es lo que le ha asustado tanto, a qué es lo que temen realmente los habitantes de Nome, qué es lo que han visto en sus casas cuando en las sesiones de hipnosis posterior sufren verdaderos ataques de pánico al recordar lo que algunas noches vieron en el interior de sus hogares... Es sin duda esto último el principal logro de la cinta. Su capacidad de sugestión y de auténtico terror ante algo que no se nos muestra en ningún momento. En "La cuarta fase" no vemos seres alienígenas, casi podríamos afirmar que tampoco vemos ninguna nave espacial (la única que aparece en la cinta lo hace al final de la misma y su aparición apenas dura unos fotogramas), sin embargo durante toda la proyección estamos asustados. Asustados ante lo que se nos sugiere, asustados ante las conclusiones a las que vamos llegando a medida que vamos adentrándonos en esta historia, que mezcla fenómeno UFO con aspectos que van mucho más allá, algunos más propios ya de un terreno propiamente religioso.
La veracidad de los "acontecimientos reales documentados" queda totalmente en entredicho. A días de su estreno en Estados Unidos, se dio a conocer que Universal Pictures pagó al Alaska Press Club ('Club de prensa de Alaska') 20.000 dólares por usar noticias falsas para promover su cinta. Ni el personaje de la doctora Abigail Tyler existió jamás ni existe tampoco el Alaska Psychiatry Journal donde, supuestamente publicó sus investigaciones.
Una película, en definitiva, enfocada a asustarnos que descuida sus formas en detrimento de su principal objetivo. No importa su estructura, su formato, su forma de narrar... aquí todos sus recursos se centran en hacernos creer aquello que estamos viendo y sobre todo, que salgamos de la sala con cierto frío en la espalda. En mi caso, lamentablemente, creo que lo lograron...
Místico
08/02/2010
Por todos es conocido el poder de sugestión que tiene el cine. Por todos es sabido también que acompañar a un título con el famoso "Basado en hechos reales" incrementa el interés por una película, más aún cuando lo que se trata en ella gira en torno a fenómenos supuestamente paranormales. Olatunde Osunsanmi y los productores de la cinta esto lo saben y es por ello que "La cuarta fase" te hace dudar. Continuando la estela que en su monento dejaron películas como "El proyecto de la bruja de Blair" o la más reciente "Paranormal Activity", "La cuarta fase" se presenta como un "falso documental" que inquieta y sobrecoge como pocas cintas saben hacerlo. Y no porque estemos hablando de una buena producción (aunque sea de recibo reconocer que Osunsanmi conoce bien las claves del género y cómo utilizar la imagen y el sonido para asustarnos de verdad) sino más bien por la capacidad de la misma para, al igual que los pacientes de Tyler, adentrarnos en un estado de "hipnosis colectiva" que consigue que olvidemos los errores argumentales de la propia cinta ante el poder visual de ciertas imágenes.
Y advierto todo esto porque "La cuarta fase" da miedo, mucho pero que mucho miedo. Y es que no hablamos de una cinta que trate sólo de supuestas abducciones alienígenas. Lo que más miedo parece darnos es que uno sale de la misma sin tener claro qué es lo que le ha asustado tanto, a qué es lo que temen realmente los habitantes de Nome, qué es lo que han visto en sus casas cuando en las sesiones de hipnosis posterior sufren verdaderos ataques de pánico al recordar lo que algunas noches vieron en el interior de sus hogares... Es sin duda esto último el principal logro de la cinta. Su capacidad de sugestión y de auténtico terror ante algo que no se nos muestra en ningún momento. En "La cuarta fase" no vemos seres alienígenas, casi podríamos afirmar que tampoco vemos ninguna nave espacial (la única que aparece en la cinta lo hace al final de la misma y su aparición apenas dura unos fotogramas), sin embargo durante toda la proyección estamos asustados. Asustados ante lo que se nos sugiere, asustados ante las conclusiones a las que vamos llegando a medida que vamos adentrándonos en esta historia, que mezcla fenómeno UFO con aspectos que van mucho más allá, algunos más propios ya de un terreno propiamente religioso.
La veracidad de los "acontecimientos reales documentados" queda totalmente en entredicho. A días de su estreno en Estados Unidos, se dio a conocer que Universal Pictures pagó al Alaska Press Club ('Club de prensa de Alaska') 20.000 dólares por usar noticias falsas para promover su cinta. Ni el personaje de la doctora Abigail Tyler existió jamás ni existe tampoco el Alaska Psychiatry Journal donde, supuestamente publicó sus investigaciones.
Una película, en definitiva, enfocada a asustarnos que descuida sus formas en detrimento de su principal objetivo. No importa su estructura, su formato, su forma de narrar... aquí todos sus recursos se centran en hacernos creer aquello que estamos viendo y sobre todo, que salgamos de la sala con cierto frío en la espalda. En mi caso, lamentablemente, creo que lo lograron...
Místico
08/02/2010
3 comentarios:
Hola Místico.
A veces cuando no vemos algo, nos lo podemos imaginar peor o peor, porque la que da rienda suelta es nuestra imaginación, que puede llegar a límites insospechados y mucho más allá de lo que nos quiera hacer llegar la película en sí.
Un abrazo.
que ganas de ir a verla!
que farsa----pero buena-----
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