27 octubre, 2010

eXtrenos de ayer: "El silencio de los corderos"

EL SILENCIO DE LOS CORDEROSEL TÍTULO QUE RENOVÓ UN GÉNEROTítulo original: The silence of the lambs
Dirección: Jonathan Demme
País: Estados Unidos
Año: 1991
Duración: 118 min.
Género: Criminal, Thriller
Reparto: Jodie Foster, Anthony Hopkins, Scott Glenn, Anthony Heald, Ted Levine, Frankie Faison
Guión: Ted Tally
Distribuidora: Laurenfilm
Productora: Orion Pictures Corporation, Strong Heart/Demme Production
Fotografía: Tak Fujimoto
Montaje: Craig McKay
Música: Howard Shore
Novela original: Thomas Harris

Sinopsis: Tras los asesinatos de varias mujeres, una agente del FBI (Clarice Starling) recibe el encargo de visitar en una celda de seguridad a un peligroso psicópata, Hannibal Lecter. El objeto de esta visita es descubrir más de la psicología del asesino de mujeres. Lecter se siente cautivado por la bella agente y comienza a darle pistas, que bien podrían ser ciertas como formar parte de un simple juego. El terror crece cuando el asesino secuestra a su última víctima. Para encontrarlo, Starling habrá de penetrar en la mente de Lecter. Comienza entonces la cuenta atrás. Una terrorífica carrera contra la muerte.

CRÍTICA MÍSTICA

Fue la primera película de este género que ganó el Oscar a la mejor película (y hasta ahora también la última). Fue del mismo modo, junto con "Alguien voló sobre el nido del cuco" y "Sucedió una noche", el único título que se alzó con los cinco premios más importantes de la ceremonia (película, director, actor, actriz y guión) y fue, ante todo, la cinta que renovó todo un género, que creó una escuela y que dió un significado nuevo al término "thriller psicológico".

Cuando este cinéfilo místico estudiaba cine (hace ya unos cuantos años) se hablaba de la importancia que en el séptimo arte tenía el "sugerir en vez de mostrar". Se hablaba de que la psique humana tendía a ir siempre más allá de lo que sus ojos le mostraban, por lo que si algo no se enseñaba y sí en cambio se sugería, los efectos que se conseguían en el espectador podían resultar simplemente sobrecogedores. "El silencio de los corderos" llevaba esta regla a su máxima expresión. Un título en el que se mostraban pocas cosas, pero en el que se sugerían muchísimas. La angustia que producía la cinta no se debía tanto a lo que veíamos como a lo que sí en cambio podíamos imaginar.

Soberbia su parte final, con aquella lineas temporales paralelas tan poco habituales en la época; sobrecogedor y angustioso el encuentro final de Clarice Starling con Buffalo Bill, entre terrorífica oscuridad y gafas de visión nocturna y extrañamente bellas y poéticas las secuencias que compartieron Jodie Foster y Anthony Hopkins a través de rejas y cristales. Todo en ejercicio de maestría por parte del director (Jonathan Demme) y un título que marcaría para siempre la carrera de sus dos protagonistas.

La película que marcó la historia de un género y, por extensión, la de todo el cine.

Místico
27/10/2010

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