01 octubre, 2009

"Ágora": Una apuesta arriesgada que aprueba con nota

Hoy era un día especial. Esta mañana tocaba pase de prensa de la película más esperada del año por este cinéfilo místico, el quinto título en la carrera del que es desde hace ya un tiempo el director de culto por excelencia: Alejandro Amenábar.

Toda una prueba de fuego la que emprendía aquí el joven realizador que da como resultado una correcta película que profundiza de modo directo en el lado más oscuro y peligroso de cualquier religión.

Y es que el talento de Alejandro Amenábar a la hora de contarnos historias con alta carga emocional ya quedó bastante demostrado en su brillante año 2004, concretamente en el momento que presentó al mundo su multipremiada “Mar adentro”, una película que confirmaba que la valía del mismo no se limitaba al género fantástico. Sin embargo, el director de origen chileno parece empeñado una y otra vez en lograr el “más difícil todavía” y, aunque en esta ocasión aprueba con nota, el despliegue de medios que en su momento llevara a cabo en tierras maltesas se antoja tan efectista como posiblemente innecesario.

Ágora” posee más de un nexo argumental con anteriores obras del valiente director, especialmente aquellos que hacen mención al interés por ‘humanizar’ una religión (o religiones) en las que nunca ha creído. Este empeño ya quedaba bastante claro en obras como “Los Otros” o “Mar adentro”, sin embargo en esta ocasión Amenábar parece ir mucho más allá, no sólo mostrando de un modo bastante explícito la barbarie de unas religiones totalmente intolerantes, sino reencontrándose con ese pensamiento científico que ha unido a todos los hombres desde el comienzo de los tiempos, un pensamiento que se erige como único punto de luz en una etapa caótica y corrompida por cada una de las religiones reinantes. Aquí el ser humano, independientemente de la religión que profese, no es más que un pequeño punto perdido en la inmensidad de un universo que nunca llegará a comprender. Y todo esto nos lo muestra del modo más efectista posible: a través de la figura de una Hipatia (encarnada por una soberbia Rachel Weisz) que, pese a contar con la mente más brillante de todas cuantas se nos muestran, se encumbra al mismo tiempo como el personaje más humano de todos ellos.

Ágora” es algo más que una película de época. Es la narración de una historia filosófica aderezada con ciertos toques de romanticismo que, afortunadamente, terminan quedándose en un segundo plano. En definitiva, un correcto tratamiento por parte de un talentoso Amenábar que, aunque no roza la brillantez de obras anteriores, consigue mostrarnos del modo más digno la insignificancia de las creencias humanas frente a la inmensidad de todo el universo.

Místico
01/10/2009

2 comentarios:

Roberto García Encinas dijo...

¿Sabes? yo no dudo que Amenabar sea un gran director. De hecho soy fan y he visto varias veces todas sus películas. Lo que me preocupa es que Amenabar tenía una línea estupendamente marcada desde Tesis hasta Los Otros. Rompió esa línea en Mar Adentro y ahora va y nos hace una película épica. Comentaba anoche con mi amiga Esther tras leer esta crítica que Alejandro nos tiene tremendamente perdidos. Y eso que todo lo hace muy bien, pero no termina de definirse ¿qué será lo próximo?

José GDF dijo...

Pues a mi me parece estupendo que rompa la línea, mientras el resultado sea de calidad.