
Así que una vez puestas las gafas comienza la película. Jóvenes estereotipados y sangre a borbotones. Ciertos toques de humor se salpican con secuencias un tanto confusas de premoniciones y realidades alternativas, por lo que a uno no le termina de quedar muy claro si lo que está viendo en la pantalla está sucediendo en realidad o es sólo fruto de las "visiones" del protagonista. Esto podría ser enriquecedor en otro tipo de títulos, pero desde luego no en éste. Aquí lo que en verdad importa es apostar por quién durará más minutos con vida en el metraje y resulta molesto ver que quien fue atravesado por un hierro como si de un pincho moruno se tratase, en la secuencia siguiente se encuentra feliz comiendo palomitas (es de recibo reconocer que el guiño a la sala de cine en 3D tiene su punto) como si la cosa nunca hubiese ido con él (o con ella). Y siento ser así de superficial, pero es que esta saga no permite otra cosa. Una saga que cuenta con un punto a su favor: el tener entre sus filas al peor "malo" visto hasta la fecha en un cine, el más peligroso y del que más difícil resultaría sin duda escaparse. Aquí el asesino no es un psicópata enmascarado, ni un extraño ser proveniente de otra lejana dimensión, aquí la mala de la película es, simplemente, la propia muerte.
En fin, que otro de esos títulos para ver y olvidar. Cosas del terror teen...
Místico
30/10/2009
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