
Encasillado de por vida en el papel que le haría mundialmente conocido (el del monje Kwai Chang Caine en la mítica serie "Kung Fu"), tuvo que ser Quentin Tarantino el que le devolviera a la primera línea de fuego con su personaje de enemigo de Uma Thurman en los dos volúmenes de "Kill Bill". Una película que le devolvería al recuerdo colectivo pero que le ligaría una vez más a las artes marciales, etiqueta de la que jamás consiguió desprenderse. Si tenemos en cuenta que cuando David Carradine aceptó el papel en tan famosa serie apenas tenía conocimiento de estas artes, la ironía es si cabe aún mayor.
Desde aquí valga el recuerdo y el homenaje para un actor que quizá no brilló todo lo que pudo haberlo hecho, pero que supo regalar a muchos treintañeros algunos buenos momentos en su ya cada vez más lejana infancia. ¡Va por ti, David!
Místico
08/06/2009
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