18 mayo, 2009

"Ángeles y Demonios": La lograda adaptación de una famosísima novela

Existen ocasiones en las que elegir una película a las puertas de un cine se antoja una misión cuanto menos compleja, bien porque la oferta es de lo más amplia o por suceder en su defecto todo lo contrario. La elección que ante mí tenía este fin de semana resultaba sin embargo de lo más sencilla. "Ángeles y demonios", la precuela (en el libro, que no en la película) de "El código da Vinci" por fin veía la luz tras meses de espera y no había dudas a la hora de elegir la película de la semana. Si a esto añadimos que años atrás había quedado completamente enganchado con aquel libro que suponía el reencuentro de Robert Langdon (en esta ocasión en la Ciudad del Vaticano) con los misterios y el poder de la Iglesia tras el éxito inesperado de su "primera" novela (realmente fue posterior, pero corramos un tupido velo), las expectativas con esta película eran si cabe aún mayores.


Tras casi dos horas y media de metraje muchas son las cosas que podría decir de un título como éste. Resumiría diciendo que pese a su final ciertamente desacertado el desarrollo de la película me dejó bastante satisfecho. Y es que un buen ritmo, una buena realización, unos sobrecogedores efectos especiales (y de maquillaje), un valioso guión (extraído de una novela ciertamente interesante inspirada en historias policiacas más propias de los años 90) y especialmente unos correctísimos escenarios hacen de esta película una digna adaptación del famoso best-seller de Dan Brown: desde aquel impresionante acelerador de partículas a los bellos planos rodados en la eterna ciudad de Roma, pasando por la espectacularidad y grandiosidad de aquellos decorados que reconstruían la Ciudad del Vaticano (dada la negativa que el equipo de Ron Howard obtuvo de rodar en su interior).


De sus actores principales creo que sólo Ewan McGregor se salvaría de la quema. Tom Hanks sigue sin convencerme en el papel de Robert Langdon y Ayelet Zurer no me transmitió ni me aportó nada a lo largo de todo el metraje (lo mismo que su personaje, el cual considero absolutamente prescindible). Pero es sin duda su inverosimil final lo que baja la nota media de esta película, un desenlace demasiado precipitado, forzado y, en definitiva, poco creíble que termina convirtiendo una historia policiaca de clima próximo a obras maestras como "Seven" en un despropósito que roza incluso el mayor de los absurdos. Y es que por citar un solo ejemplo: ¿Cómo es posible que Ewan McGregor corra con esa "alegría" tras haber sido marcado con aquel hierro candente que dolía con solo mirarlo?


Una verdadera lástima teniendo en cuenta el correctísimo desarrollo de este título a lo largo de sus dos primeras horas de metraje...


Místico

18/05/2009

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