07 septiembre, 2009

"Qué les pasa a los hombres": Algo más que un título plagado de estrellas

Resulta tremendamente sencillo salir del visionado de "Qué le pasa a los hombres" sintiéndose identificado con alguno de los personajes de esta divertida comedia. Y es así porque posiblemente Greg Behrendt y Liz Tuccillo fueran conscientes de que el éxito de su libro (en el cual está basado la cinta) dependía en gran medida de esto mismo. Las frases y situaciones de la cinta hilan tan fino en la psique humana tanto femenina como masculina (considero que esto no es una cuestión del todo de sexos) que asistir a su proyección es asistir a las materialización de nuestros propios miedos, inseguridades y dudas en cuanto a las relaciones de pareja se refiere.

Una narración ligera pero muy bien construída empeñada en sacar a la luz las tremendas carencias que la gran mayoría de los seres humanos poseemos en el terreno sentimental. Concebida a tramos casi como un libro de autoayuda, las vidas cruzadas de estos personajes se erigen como un entramado sencillo pero tremendamente efectivo que da como resultado una correcta película.

"Qué les pasa a los hombres" posee en su defecto algunas que otras carencias, especialmente aquellas que hacen referencia a su propia narración. Su carácter tremendamente previsible nos recuerda una y otra vez que estamos ante una comedia romántica, cuyo argumento, pese a estar formado por una serie de historias cruzadas, repite una tras otra las pautas clásicas de cualquier película del género.

No podemos olvidar que otro de los puntos fuertes se encuentra en su reparto, en ese plantel de estrellas donde destacan con luz propia una Ginnifer Goodwin más humana que ninguna y una Scarlett Johansson que demuestra una vez más que sabe encandilar a una cámara casi tan bien como a cualquiera de los hombres. El resto de estrellas se mantienen en el plano de lo correcto, conformando una interesante cadena donde cada uno de sus eslabones enfoca las cuestiones sentimentales desde un prisma bien diferente. Quizá se echa de menos un mayor desarrollo en el personaje de Drew Barrymore, aquella joven que proyecta su vida a través de una pantalla de ordenador y con la que resulta en estos tiempos tan sencillo identificarse...

Místico
07/09/2009

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