03 febrero, 2009

¡Lo siento, Will!

Dicen que rectificar es de sabios, que llegado el momento, si sucede algo con lo que no contábamos y que nos tira por tierra los esquemas que durante años nos fuimos creando, no está de más reconocer el error. ¿A qué viene ahora esta reflexión? La respuesta es simple. Creo que tengo que disculparme ante un actor llamado Will Smith. Y la razón por la cual me disculpo también es sencilla, muy pero que muy sencilla...

Este fin de semana acudí a los cines Dreams Palacio de Hielo para ver "Siete almas", uno de esos atractivos títulos que de vez en cuando aterrizan en nuestra cartelera y que, a los que amamos el cine como pocas cosas en la vida, se nos antojan muy necesarios. Su argumento se prometía interesante, pero tenía algo que iba en su detrimento (al menos para mí): La protagonizaba Will Smith. Yo adoraba a Will, pero cuando trabajaba en aquel terreno que tanta fama le había dado de joven, cuando demostraba a todo el planeta la gran madera de comediante que tenía siendo apenas un chaval. A lo largo de los años también le había visto (acertadamente) en grandes títulos de acción, como "Independence Day" o "Yo, Robot", pero ¿quién le había elegido para protagonizar un gran drama como éste? ¿A quién se le había ocurrido darle el papel protagonista de un grandísimo drama a un actor que se había especializado en saltar por encima de los coches? Cierto es que "Siete almas" no era su primera incursión en el género dramático, pues títulos como "En busca de la felicidad", "Ali" o "La leyenda de Bagger Vance" ya le habían visto desenvolverse en este género (con las dos primeras, además, sería nominado al Oscar), pero a mí, simplemente, seguía sin convencerme.

"Siete almas" fue para mí el definitivo encuentro con Will Smith. Pocas veces me he emocionado tanto con una película como lo hice hace unos días con ésta... y todo el mérito fue suyo. Cierto es que el guión lo favorecía, pero un "más maduro que nunca" Will Smith me demostró el sábado que debajo de esa imagen de cómico rapero o especialista en escenas de acción, se escondía un ACTOR con mayúsculas, con la misma capacidad para esquivar balas que para emocionar con una sola mirada.

Gracias a este título que supo tocarme la fibra más sensible, pero sobre todo gracias a un actor que me demostró, una vez más, que en esto del cine uno tiene aún mucho que aprender.

Místico
03/02/2009

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